Enterrado vivo
La noche siguiente al entierro de Max Hoffman, su madre tuvo una pesadilla, en la que veÃa a su hijo atrapado dentro de su oscura tumba. Con las manos unidas debajo de su mejilla izquierda, el niño de cinco años se revolvÃa y agitaba forcejeando por escapar de su mortal prisión.
Tras despertar de aquel horrible sueño, la madre le rogó a su marido que desenterrasen el ataúd, pero él se negó, creyendo que ella simplemente, se negaba a aceptar el hecho de que su hijo estuviese muerto. Sin embargo, a la noche siguiente, la señora Hoffman tuvo el mismo sueño. finalmente, su marido se mostró de acuerdo para apaciguar a su emocionalmente destrozada mujer.
Con la ayuda de un vecino, el señor Hoffman se dirigió al cementerio a la una de la madrugada y exhumó el cuerpo de su hijo. YacÃa exactamente como la señora Hoffman habÃa soñado, pero no mostraba señales de vida. Incluso asÃ, se llevó el cuerpo del niño al médico que habÃa certificado su muerte. A regañadientes, el médico trató de reanimarlo. Una hora después, quedaron conmocionados al observar que le temblaba un párpado.
Al cabo de una semana, Max se habÃa recuperado por completo y llegó a vivir hasta casi los noventa años.