La Señora de Negro
En Naranjillos habÃa una muchacha muy guapa que acababa de quedar huérfana. Un dÃa, una amiga suya llegó a contarle que habÃan visto a su madre en el camino del Barrial, cerca del pueblo. La muchacha no creyó lo que su amiga le dijo, “está bien muerta y enterrada†–le contestó-. Sin embargo, su amiga no habÃa sido la única en ver aquella aparición, muchas señoras del pueblo se encontraron en el camino del Barrial a la señora vestida de negro; sucia, enlodada y con el pelo enmarañado. Le preguntaban quién era o a quién buscaba, pero la mujer de negro no contestaba, todos creÃan que era muda.
SeguÃan viendo a la mujer deambulando de arriba para abajo en el camino del Barrial y la gente empezó a comprender que era un alma en pena. La amiga de la muchacha fue a hablar con ella:
“Es tu mamá, estoy segura†–dijo la amiga-.
“Pero si está muerta†–aseguraba la muchacha-.
“Es ella, seguro anda penando… ¿has cuidado bien a tus hermanos?†–inquirió con algo de timidez-. A la muchacha no le agradó la pregunta, y poniéndose nerviosa se fue. Al dÃa siguiente una señora del pueblo se encontró con la muchacha que traÃa cara de desvelada y, en general, un aspecto deplorable.
“¡A ver si vas dejando a ese hombre casado!†–espetó de pronto la señora. “Ve a cuidar a tus hermanos y deja descansar el alma de tu madre que anda en penaâ€. La muchacha se estremeció, ya que efectivamente era la amante de un señor casado y se pasaba con él toda la noche, de modo que en las mañanas no se encontraba en condiciones de atender a sus hermanos ni de salir a trabajar.
Acongojada, decidió ir al camino del Barrial a comprobar si era cierto lo que le decÃan. Al llegar, encontró a la mujer de negro, se acercó y la reconoció; era su madre. La mujer se puso a llorar; no le dijo nada, pero la muchacha sentÃa que su madre lo sabÃa todo, siempre habÃa sido asÃ, adivinaba sus emociones y sus pensamientos. La mujer de negro calmó su llanto y se perdió en el fondo del camino. La muchacha sintió el vacÃo que dejó su madre y advirtió la súplica que su llanto llevaba.
Con la intención de librarse de la culpa, fue a buscar a su amante y le dijo que no volverÃa a verlo más, luego fue a su casa y prometió a sus hermanos que nunca los dejarÃa solos.
Ese fue el último dÃa que la mujer de negro se apareció en el Barrial, camino de Naranjillos.  Enviada por El Prince