Es una cuestión de color
A una señora la sientan en el avión al lado de un hombre negro. Ella le pide a la azafata que la cambie porque no puede sentarse al lado de una persona de ese color, que le resulta desagradable. La azafata le contesta que el vuelo está muy lleno, pero que irá a checar a primera clase a ver si acaso puede encontrar algún lugar.
Todos los pasajeros observan la escena medio disgustados y la señora se sentÃa la más feliz porque le iban a quitar a ese ser tan repugnante de su lado.
Minutos más tarde llega la azafata y le dice a la señora:
«Disculpe, pero efectivamente todo el vuelo está lleno, pero encontré un lugar vacÃo en primera clase. Para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán. Él dijo que no se podÃa obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan indeseable.
La señora con cara de triunfo intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre negro: «Â¿SerÃa usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?» Y todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata.
Este caso sucedió en la lÃnea aérea British Airways.
Las personas olvidan lo que les dices. Las personas olvidan lo que les hiciste. Pero nunca olvidan cómo los hiciste sentir.