La Rumorosa Version 2 – Leyenda Urbana
Baja California. Leyenda urbana de Mexico donde un señor se aparece a los traileros, en la carretera la rumorosa, para pedirles un favor.
Hace mucho tiempo, sobre la carretera de la Rumorosa, un trailero manejaba a toda velocidad rumbo a Mexicali, pues su esposa estaba a punto de dar a luz y querÃa llegar rápido a su casa, llevaba dinero para lo que se ofreciera, mas cuando iba a tomar una peligrosa curva perdió el control y se estrelló contra unas rocas.
El chofer se bajó del trailer todo aturdido, se miró el cuerpo y se alegró al darse cuenta que no le habÃa pasado nada. Entonces esperó a que pasara alguien para que le ayudara o lo llevara a la ciudad, pero durante mucho tiempo nadie cruzó aquellos cerros. El hombre se quedó dormido y cuando despertó se sorprendió al ver todo oscuro; no entendÃa qué pasaba asà que decidió caminar, caminó y caminó, avanzó una buena distancia, sabÃa que la salida de la Rumorosa estaba cerca y sin embargo, cuando se dio cuenta se encontró en el mismo lugar del accidente.
A los tres dÃas hallaron el camión pero no al conductor; de él no se supo nada. Hasta que en una ocasión, años más tarde, un muchacho que manejaba un trailer se detuvo porque un hombre le hizo señas.
—Amigo, me llamo Francisco Vázquez y necesito con urgencia que mi mujer reciba un dinero porque va a tener un niño. yo no puedo ir, mi trailer se descompuso y no lo puedo dejar aquÃ.
—sÃ, señor, con gusto se lo llevaré —contestó el muchacho— sólo dÃgame dónde vive su señora.
El hombre le entregó un papel en el que anotó la dirección y el nombre de su esposa. Al despedirse, el joven sintió que un escalofrÃo le recorrÃa la espalda, pues al darle la mano, el señor estaban tan frÃo como un muerto. El muchacho no le dio importancia, subió a su trailer y se encaminó a Mexicali.
Al dÃa siguiente, fue a buscar a la señora pero no la encontró; alguien le dijo que ya no vivÃa ahÃ, que hacÃa tiempo se habÃa cambiado. sin darse por vencido, preguntó en varios lugares hasta que, por las señas del papel, una anciana le indicó dónde vivÃa. al llegar dio unos golpes en la puerta y esperó a que le abrieran.
—¿dÃgame joven? —le preguntó la señora.
—perdone, ¿aquà vive la esposa del señor francisco vázquez?
—soy yo —contestó ella— ¿qué se le ofrece?
—ayer en la carretera, su esposo me pidió que le trajera este dinero, porque se le descompuso el trailer…
—¡no puede ser! —lo interrumpió la señora tapándose la boca—. Mi marido murió hace cinco años.
Al muchacho le temblaron las piernas, le dejó el dinero a la señora, que se puso a llorar, y se fue para su casa todo asustado. Cuando llegó, apenas habÃa cerrado la puerta cuando descubrió frente a él al trailero de la carretera y brincó espantado; sentÃa que una fuerza extraña lo invadÃa.
—¡gracias, amigo! —le dijo el muerto con voz cavernosa, mientras desaparecÃa.
El joven podÃa escuchar los latidos de su corazón y tardó un buen rato en recuperarse de la impresión. tiempo después, al platicar con unos amigos, se enteró de que el trailero ya se les habÃa aparecido a otros hombres, mismos que no habÃan cumplido el encargo del muerto, por eso se les fue secando el cuerpo hasta quedar como esqueletos.