Una inventora gallega patentó en 1949 un antecesor del libro electrónico
Su idea pretendÃa ahorrar en libros de texto, que aún siguen siendo de papel.
El cambio de siglo trajo consigo la revolución digital del mundo editorial, pero más de cincuenta años antes una maestra gallega ya habÃa ideado un soporte único para poder leer diferentes libros basado en unos carretes intercambiables con los textos escritos. CorrÃa el año 1949 y La Enciclopedia Mecánica de Ãngela Ruiz tal vez fue demasiado adelantada para su tiempo.
La que podrÃa considerarse precursora del actual libro electrónico nació en VillamanÃn (León) en 1895, aunque pasó prácticamente toda su vida en Ferrol. Con una personalidad cuanto menos inquieta, inventó, escribió libros, fundó su propia academia, ayudó a los que pasaban por dificultades y sacó tiempo para cuidar de sus hijas.
Entre sus innovadoras ideas destaca esa Enciclopedia Mecánica que patentó en 1949, y que era en realidad un libro de texto para estudiantes que funcionaba con un sistema mecánico de aire a presión, al que se le podÃan colocar diversos carretes correspondientes a las diferentes materias, según relata la Agencia Sinc. Más o menos por la misma época, el mucho más famoso Vannevar Bush proponÃa un diseño similar.
La descripción de la patente es bien concisa a la hora de explicar el funcionamiento de esta enciclopedia: «Lleva unas bobinas donde se colocan los libros que se desee leer en cualquier idioma. Por un movimiento de las mismas van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quiera».
La Enciclopedia Mecánica disponÃa incluso también un hueco ideado inicialmente para colocar una calculadora, que finalmente no fue en el prototipo básicamente porque no existÃan dispositivos de cálculo tan pequeños. Lo mismo sucedió con la adición del sonido y la luz, a pesar de que ya estaban en la cabeza de la inventora.
El objetivo final de Ãngela era facilitar la vida a todos los relacionados con los libros: a los niños en las escuelas, a los editores para ahorrarles el papel, a los autores para difundir sus obras. Pero La Enciclopedia Mecánica nunca se llegó a comercializar por no encontrar la financiación necesaria en una España que no avanzaba a la misma velocidad que la imaginación de esta inventora leonesa.