Para los que nacimos antes del 78
Este escrito está dedicado a las personas que nacieron antes de 1978.
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.
– Fuimos la generación de la «espera»; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando. TenÃamos que hacer «dos horas de digestión» para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, los dolores se curaban esperando.
– Mirando atrás, es difÃcil creer que estemos vivos: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacÃamos viajes de 10-12 horas con cinco personas en un bocho y no sufrÃamos el sÃndrome de la clase turista. No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, hacÃamos auto-stop, más tarde en moto, sin papeles. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver quien era el más bestia. Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubrÃamos que habÃamos olvidado los frenos.
Jugábamos a «churro va» y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales. SalÃamos de casa por la mañana, jugábamos todo el dÃa, y sólo volvÃamos cuando se encendÃan las luces de la calle. Nadie podÃa localizarnos. No habÃa móviles.
Nos rompÃamos los huesos y los dientes y no habÃa ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abrÃamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos. Tuvimos peleas y nos fregabamos unos a otros y aprendimos a superarlo. ComÃamos dulces y bebÃamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto. Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada. Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salÃamos. O ni siquiera quedábamos, salÃamos a la calle y allà nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, a coger, al rescate, a la taba…, en fin, tecnologÃa punta. Ãbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡ImagÃnense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos? Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol. BebÃamos agua directamente de la llave, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.. Ãbamos a cazar lagartijas y pájaros con la «escopeta de perdigones», antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÃO!! En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacÃan, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetÃan curso… ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra! Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabÃamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón. Ligábamos con las chicas persiguiéndolas, no en un chat diciendo «: )» «: D» «: P». Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan unos mamoncitos.
Si tú eres de los de antes… ¡Enhorabuena! Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños.