Sueños que se convierten en realidad

Aunque existen quienes dudan de la veracidad de los sueños proféticos, muchas personas han previsto el futuro durante su sueño. Por ejemplo, el escritor Rudyard Kipling informó acerca de un sueño en que se encontraba en un acto oficial. Su visión de una ceremonia no identificable quedaba obstruida por la barriga de un hombre obeso que se encontraba delante de él. Y, al final del sueño, se le aproximó un desconocido y pidió mantener una charla con Kipling. Seis semanas después, Kipling, se hallaba en un acto que pronto identifico como aquel a que había asistido en el sueño. En realidad, todo el acontecimiento era exactamente el mismo tal y como lo había visto, incluyendo los detalles del hombre gordo y el desconocido.

Existen innumerables personas corrientes que también han compartido en sus sueños una visión de futuro. El niño de cuatro años, Robert Beresford, de Buckinghamshire, Inglaterra, no puede decirse que estuviese particularmente preocupado acerca de la Primera Guerra Mundial, en octubre de 1918. Pero el día 18 de ese mes, mientras hacía su siesta de la tarde, empezó a musitar en su sueño:

-Pobre señora Timms- le oyeron decir los padres de Robert-. ¿No se lo contará a nadie?

Mientras el niño seguía durmiendo, le preguntaron que había que contarle a la señora Timms.

-Es algo acerca de Edwin- replicó al cabo de unos minutos-. Está muerto en el barro.

Los padres quedaron perplejos. No conocían a nadie que se llamase Timms o Edwin. Cuando despertó, Robert no se acordaba de nada referente al sueño.

Tras haber mencionado el episodio al médico de la familia, éste recordó a una mujer que se llamaba Timms y que vivía a unos 30 km. de allí. cuando realizó averiguaciones, se enteró de que la mujer, en efecto tenía un hijo que se llamaba Edwin y que habían mandado a Francia. El día del sueño, Edwin había muerto en combate. Robert Baresfor, obviamente, había dado informaciones de la muerte de Edwin antes incluso de que su madre recibiera la notificación oficial.

Hellen Watson de Ellerbuck, Inglaterra, también experimentó un sueño profético en tiempos de guerra, referente a su hijo, Teddy, que se hallaba entre los dados por desaparecidos en 1940, después de la batalla de Dunkerque. Muchos registros vitales quedaron destruidos durante la evacuación de Dunkerque y no quedó documentación oficial de donde habían enterrado a Teddy. Sin embargo, una noche, en 1956, Hellen soñó que se encontraba en un cementerio militar en Dunkerque en medio de hileras e hileras de cruces blancas sin inscripciones. Mientras se aproximaba a una de estas tumbas en particular, apareció su hijo, le sonrió y luego desapareció.

A continuación, tras viajar hasta el cementerio de Dunkerque, Hellen Watson encontró la tumba que su hijo había indicado en el sueño. Se puso en contacto con medios oficiales y éstos se mostraron conformes en exhumar el ataúd. dentro, encontró el rosario, un relicario y una pitillera con monograma que pertenecieron al cabo Teddy Watson.

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