El hombre que era inmune al fuego
Nathan Coker nació en 1814 y fue un esclavo que pertenecÃa a un abogado de Hillsborough, Maryland, llamado Purnell. Los malos tratos que infligÃa el amo al chico incluÃan hacerle pasar mucha hambre, y fue el estar siempre con hambre lo que le incitó al descubrimiento de su habilidad fuera de lo corriente. Una tarde cuando el cocinero salió de la cocina, Nathan metió la mano en una tina con agua hirviendo, sacó un trozo de masa y se la metió en la boca. Entonces se percató de que no habÃa percibido el menor dolor, ni en la mano ni en la boca. Pronto averiguó que podÃa tocar y comer cualquier tipo de comida, sin tomar en consideración lo caliente que pudiera estar. BebÃa la grasa que flotaba encima del agua hirviendo e incluso podÃa tragarse un café ardiendo. Tras lograr la libertad, Nathan comenzó a trabajar como herrero y fue aquà donde su habilidad única se hizo de lo más practico.
Nathan lo contó asÃ:
-Con frecuencia saco de la fragua el hierro con la mano, cuando está al rojo, pero no me quemo.
A medida que se extendió el conocimiento de la habilidad de Nathan, fue invitado a hacer una demostración ante los ciudadanos preeminentes de Easton, Maryland, incluyendo a dos directores de periódicos y a dos médicos. La proeza apareció incluso en la paginas del New York Herald, en 1871. Según los testigos presenciales, Coker se aplicaba una pala de hierro, calentada al rojo blanco, sobre las plantas de sus desnudos pies. Después de volver a calentar la pala, pasaba la lengua por encima de ella. también se calentaron bolas de plomo hasta el estado lÃquido y luego se vertÃan encima de la mano de Coker y el herrero se llevaba la sustancia a la boca. Mientras observaba su asombrada audiencia, Nathan hizo rodar el plomo lÃquido alrededor de sus dientes y los masticó hasta que se hubo solidificado.
Después de cada una de estas proezas, los médicos examinaban a Nathan pero no encontraron el menor indicio de que su carne se hubiera visto afectada.