El Hombre Dragón
Al principio pudo parecer una diversión, pero A.W. Underwood empezó a cansarse de su habilidad para prender fuego en objetos después de, simplemente, respirar encima de ellos. A fin de cuentas, se trataba de un talento que habÃa guardado celosamente. Y a pesar de meses de pruebas, y el estatus de celebridad que al fin habÃa alcanzado, ningún experto podÃa explicar qué causaba aquel pintoresco fenómeno.
Según L.C. Woodman, el primer médico que examinó a aquel iniciador de incendios, cuando Underwood cogÃa algunas cosas como un pañuelo de algodón, hojas secas, y las apretaba contra la boca, estallaban el llamas en cuestión de segundos. El médico enjuagó la boca de aquel hombre de veinticuatro años con diversas soluciones. Le hizo ponerse guantes de goma. Pero por rigurosos que fuesen los exámenes, ni Woodman ni sus colegas pudieron encontrar la menor traza de truco. Ni tampoco pudieron determinar ninguna razón médica que originase unos sÃntomas de aquel tipo.