La biblia satanica de Anton Szandor LaVey
La noche del 30 de abril de 1966 Anton Szandor LaVey se afeitó la cabeza y anunció la fundación de la Iglesia de Satanás en el estado de California. Esa fecha fue declarada por él mismo como el Año Primero del Reinado de Satanás (I Anno Satanás). A través de conferencias y otras actividades fue dando a conocer la existencia de su institución la cual alcanzó fama internacional durante 1967 gracias a un evento que fue cubierto y transmitido en vivo por la prensa internacional: La celebración de la primera boda satánica. Fue asà como entre bautismos, funerales y misas negras, la popularidad de la Iglesia Satánica fue ascendiendo hasta el punto de ser reconocida como una religión oficial dentro de la nación norteamericana.
En 1968 LaVey escribió La Biblia Satánica y en el 1969 dio a conocer de modo oficial su institución. Para 1970 publicó en una edición rústica su Biblia la cual se convirtio en un Best Seller. La Biblia Satánica expone las creencias básicas del satanismo a través de dos secciones: la primera expone el razonamiento del satanismo, la segunda sus rituales y prácticas.
Parecido a su antecesor Aleister Crowley, LaVey centró sus enseñanzas alrededor de la gratificación y la exaltación de todas las pasiones humanas. Crowley, quien es considerado como el padre del satanismo moderno, resumió sus enseñanzas en la frase “do what thou wilt†(haz lo que quieras), frase que encierra todo un proyecto anti vida pues quienes viven haciendo lo que les da la gana, encuentran la muerte de modo prematuro.
LaVey murió el 29 de octubre de 1997 a causa de un edema pulmonar a la edad de 67 años. Su familia no anunció su muerte hasta pasada la noche del 31 de octubre para no distraer a sus seguidores de la fiesta más importante dentro de la Iglesia de Satanás: Halloween.
Actualmente su hija Karla LaVey y la sacerdotisa Blanche Barton continúan el trabajo de Anton LaVey. La iglesia posee en la actualidad mas de 50.000 seguidores a nivel mundial.
Las 9 declaraciones satánicas
- Satán representa la indulgencia, ¡no la abstinencia!
- Satán representa la existencia vital, ¡no quimeras espirituales!
- Satán representa la sabidurÃa impoluta, ¡no el auto engaño hipócrita!
- Satán representa amabilidad hacia quienes la merecen, ¡no el amor desperdiciado en ingratos!
- Satán representa la venganza, ¡no ofrecer la otra mejilla!
- Satán representa responsabilidad para el responsable, ¡no el preocuparse por vampiros psÃquicos!
- Satán representa al hombre como otro animal, algunas veces mejor, ¡más a menudo peor que aquellos que caminan a cuatro patas!, el cual, por causa de su “divino desarrollo intelectual†se ha convertido en el animal más vicioso de todos!
- Satán representa todos los asà llamados pecados, ¡mientras lleven a la gratificación fÃsica, mental o emocional!
- Satán ha sido el mejor amigo que la iglesia haya tenido jamás, ¡ya que la ha mantenido en el negocio todos éstos años!
Durante la década de 1960, los católicos eran vistos en Estados Unidos como gente muy extraña, con rituales densos y sombrÃos, ibros de demonologÃa, se les podÃa ver por la calle vistiendo estrictamente de negro, algo que para la mayorÃa blanca anglosajona protestante —wasps— era muy raro. Sus sacerdotes y monjas eran ajenos al paisaje estadounidense. Sus santos eran personajes misteriosos, pero las grandes celebraciones católicas que se llevaban a cabo en las grandes ciudades, donde predominaban los católicos, eran una verdadera fiesta. Además, se “nacÃa†católico, la mayorÃa eran extranjeros con acentos y atuendos bastante extraños. Esto es algo fácilmente reconocible en LaVey. Gran parte de la iconografÃa que manejaba en esos dias está calcada de los sombrÃos rituales católicos, y esto le daba un ambiente mucho más “misterioso†a las teatrales puestas en escena que se llevaban a cabo en San Francisco.
Anton LaVey se consideraba como el fundador y Sumo Sacerdote de la primera institución religiosa contemporánea abiertamente satánica, pero jamás alegó inventar una filosofÃa social o religiosa, ya que su satanismo estaba compuesta de muchos postulados sociales que existÃan con anterioridad, sólo que se encargó de darles forma e incluirlos en un cuerpo coherente al que dio el nombre de Satanismo.
Cuando LaVey escribio La Biblia Satánica lo hizo para dejar sentado y de manera formal, un documento que contuviera los pensamientos y bases del movimiento neo-satanista. El replantear el pensamiento y el comportamiento del hombre en base a sus impulsos e instintos naturales; el agudizar todas las habilidades que el hombre tiene en potencia; esas habilidades que todo animal por naturaleza tiene. Eso es lo que esta plasmado en la “Biblia†de LaVey. Hasta cierto punto es comprensible el “escándalo†que causó dicho librito, ya que no podemos olvidar que la cultura anglosajona es la más puritana, gazmoña, intolerante e hipócrita del mundo, y que muy probablemente se prohibirÃa su publicación en nuestros dÃas.
Hoy en dÃa es bien conocido que LaVey no escribió “El Libro de Satán†de La Biblia Satánica, ni mucho menos las Llamadas Enoquianas, pero sà redactó la colección de ensayos que conforman “El Libro de Lucifer†asà como las instrucciones para las ceremonias mágicas y religiosas del “Libro de Belialâ€. Hasta 1975, la Iglesia de Satán —Church of Satan o CoS— jamás consideró La Biblia Satánica como su Escritura, ni como el principio y el fin de la doctrina satánica, mucho menos como un Ãcono de su organización, sino básicamente como una “declaración básica dirigida al públicoâ€, un texto promocional para que la gente se enterara en qué consistÃa el “satanismoâ€. Como dirÃa un buen amigo mÃo, La Biblia Satánica no es El Camino, sino una señal en el camino.
Al igual que otros judÃos que se vieron rechazados por la sociedad blanca anglosajona y protestante —wasp— que les rodeaba, Anton LaVey se convirtió en un judÃo que se odiaba a sà mismo. Muchos judÃos que vivÃan en las mismas condiciones, pero que gustaban de la condición étnica que les daba su ascendiente judÃo, se convertirÃan en radicales de izquierda y se unirÃan a otros grupos y minorÃas anti-wasp que hubiese en los alrededores. Los demás terminaban odiándose a sà mismos. Esto no es una crÃtica a LaVey, es simplemente un hecho que ayuda a ubicarlo en el contexto adecuado, y una crÃtica a la sociedad causante de este comportamiento. Por ende, no es de sorprender que tomase para sà la ‘personae’, es decir, la encarnación de lo que resultaba más odiado para ésa sociedad: El Diablo.
Esta es la clave para comprender a LaVey, aquello que en realidad lo motivaba. Ésta ‘personae’ del Diablo no era algo que resultase chocante a los JudÃos o a cualquier otro grupo étnico a excepción de los wasps de los que se hizo rodear durante años. Algunas personas con cierta formación cultural verÃan en su juego inversionista algo más que pura sátira católica, y le darÃan un significado más profundo, mucho más allá de la polémica que generó en aquél entonces, y se lo tomaron en serio. Michael Aquino, por ejemplo, era de quienes creÃa que LaVey hablaba en serio. Y con el correr de los años la CoS atraerÃa a gente bastante preparada, pero lastimosamente su número sigue siendo minúsculo en comparación con la basura que curiosea en el Satanismo como una opción, o si se quiere, un estilo de vida
Sin embargo, lo que muchas personas no vieron en aquel momento era que por aquel entonces LaVey cortejaba a la peor calaña nazi que pudiera encontrarse, a la vez que mantenÃa su fijación por ciertos fetiches de su preferencia, incorporándolos al ethos de lo que comúnmente se denomina el Sendero Siniestro. Además, durante la década de 1970, LaVey se esforzó en ganar la aceptación de los peores grupos de Diabolismo Ario porque fueron los únicos que se dieron el privilegio de rechazarlo —por el simple hecho de ser judÃo— de manera mucho más ruda que de lo que alguna vez lo hubiese hecho alguien.
Sus constantes diatribas contra el rebaño demuestran que tuvo que haberles puesto mucha atención, ya que sólo escribÃa para ellos. La mayorÃa de sus escritos no son otra cosa que comentarios para, por, o en contra del rebaño… es decir, si de verdad los hubiera ignorado, no habrÃa escrito tanto sobre ellos. La única manera que halló para defenderse de ese rebaño fue refugiarse cual monje cisterciense en el sótano de su mansión. Sin embargo, no hay que olvidar que era ése rebaño al que decÃa despreciar quienes compraban sus libros y le hacÃan la corte. Ambas partes salÃan beneficiadas, asà que tampoco hay mucho problema.
Para cualquiera que lea La Biblia Satánica resulta obvio que éste es un libro dirigido a una audiencia cristiana, cuyo objetivo es el de aclararle, a quienes no sepan, lo que es el Satanismo —es decir, no es Revelación ni Escritura de ningún tipo; de hecho, no resiste el mÃnimo análisis histórico, y los dos primeros “libros†de La Biblia Satánica son un conjunto de máximas hedonistas, varios principios de sentido común, obvios para cualquiera que no haya crecido en un ambiente represivo, y que en muchas de sus afirmaciones alcanza un alto grado de ingenuidad.
El Libro de Satán es una adaptación de un libelo de finales del siglo XIX llamado El Poder Tiene la Razón (Might Is Right en el idioma original) cuya autorÃa se ha atribuido tanto al novelista estadounidense y activista radical de izquierda Jack London, como a un activista polÃtico, periodista y escritor neozelandés llamado Arthur Desmond, quien se distinguió por defender los sindicatos de trabajadores y por luchar en el congreso de su paÃs por los derechos de los trabajadores, y su violento anticlericalismo.
Para un ocultista que se tome las cosas demasiado en serio, los rituales descritos en La Biblia Satánica pueden parecer ridÃculos. Sin embargo, tiene una función doble: sirven como psicodrama, como catártico, o bien como una fiesta de cumpleaños, donde pasas un buen rato, y gastas tu tiempo de una manera agradable; todo depende de la actividad desarrollada por el celebrante, y el objetivo que se tenga en mente.
A pesar del prefacio donde el autor advierte contra los “falsos profetas†que terminan por transformar al aspirante a mago en un tonto que desperdicia su tiempo arrojando moneditas al aire, La Biblia Satánica contiene muy poco de las filosofÃas que siempre fueron consideradas “peligrosasâ€, filosofÃas que trascienden el dualismo esquizoide que caracteriza a las religiones de salvadores, filosofÃas de la carne —las asà llamadas “doctrinas oscurasâ€.
La manera en como está escrita La Biblia Satánica atrae particularmente a cierto grupo de personas. Dichas personas son del tipo de gente que acabo de describir. Puede que algunas de estas personas tengan ciertas capacidades intelectuales, pero son tan estúpidas que, cuando LaVey declaró que el Satanismo se basaba en la complacencia en lugar de la abstinencia, tuvo que explicarles que el exceso de complacencia no era complacencia, sino compulsión. Básicamente, fue un libro dirigido a personas reprimidas, a Cristianos renegados que habÃan perdido la batalla por sus mentes.
La Iglesia de Satán
Tras la muerte de LaVey, su hija y su amante se encargarÃan de dirigir la organización. Sin embargo, Karla LaVey tenÃa motivos para no querer trabajar con la amante de su padre. Blanche Barton es la tÃpica chica americana formada en un un hogar estrictamente religioso que apoya las mismas ideas de los fundamentalistas cristianos sobre el aborto y que está en contra del derecho que tendrÃa toda mujer de elegir de hallarse en una situación tal, anti-gay y contra los ‘peligros’ de la tecnologÃa moderna.
Hoy en dÃa la jerarquÃa de la CoS ocupa su tiempo en distorsionar la realidad: siguen inmersos en algunas prácticas culturales de un paÃs en particular (los Estados Unidos) y están embarcados en una campaña por desvirtuar a sus competidores, de una manera tan patética, que cabe cuestionarse sobre la inteligencia de quienes están a cargo.
En cuanto a sus miebros, cualquiera pensarÃa que, con tantos afiliados, la CoS pensarÃa en “organizarse†un poco más. Esto La ventaja —tal vez la única que tenga— es que cada miembro sigue su propio camino, sin molestar a otros con la excusa de “conocer mas satanistasâ€, uniendo fuerzas con unos cuantos miebros si asà lo requieren sus necesidades, y sin perder de vista los beneficios que se pueda tener de una plausible unión con otro miebro. No hay que olvidar que el lema del Satanista es “¿Quién se beneficia, y de qué manera?†En lo que a mi concierne, si alguien me pregunta si debe o no afiliarse a la COS para ser Satanista, mi respuesta serÃa “No. Te harÃa más provecho invertir el dinero en otra cosa que sea de tu agrado… además, piensa si tu inversión se justifica por el benefico casi nulo que puedes obtenerâ€.
Conclusiones
LaVey creÃa que al utilizar palabras como “Iglesia†y “Biblia†de manera satÃrica, parodiando el significado que habÃan tenido hasta entonces, terminarÃa por destruir lo que representaban dichas palabras. Infortunadamente, tal corrupción es imposible para gente firmemente arraigada en un marco ideológico que en esencia es cristiano. Para ellos, las palabras “Iglesia†y “Biblia†siempre tendrán connotación cristiana. En lugar de permitir que sus creencias sean alteradas, lucharán contra ello, y como son criaturas formadas en el odio, se lanzarán a la lucha con entusiasmo, habrán encontrado una nueva “Causaâ€. Las palabras “Iglesia†y “Biblia†despertaron la curiosidad de muchos cristianos y atrajeron su atención, una atención que, primero que todo, no era necesaria. Este fue un grave error por parte de LaVey, que le costó la persecución que tuvo lugar en la década de 1980 durante el llamado Pánico Satánico. Tal vez habrÃa sido menos reditual, pero más efectivo, si no se hubiera dedicado a buscar la aceptación y llamar la atención de la sociedad cristiana en la cual vivÃa, que prefirió relegarlo al ostracismo, donde murió pobre, aislado del mundo, en un hospital de caridad atendido por monjas.
Al igual que Crowley, la única forma de juzgar al llamado Papa Negro serÃa olvidarnos de su persona y concentrarnos en su filosofÃa. Puede que, al final, ambos tuvieran razón.
Vida de Anton LaVey
La malignidad no garantiza la vida eterna. Anton LaVey, el autoproclamado fundador de la Iglesia Internacional de Satán y autor de la Biblia negra, falleció en octubre pasado de un edema pulmonar. Dentro de la progenie de los años 60, LaVey fue una figura clave de la cultura pop, un movimiento que, aunque ha sido ignorado por sus evidentes raÃces contraculturales, no se le puede regatear su enorme influencia que ha irradiado desde los espectros marginales. Y es en este contexto en donde habrÃa que situar a Anton Szandor LaVey, un aparente mercachifle de la perversidad que en realidad siempre dio más muestras de sensibilidad que de crueldad.
Nacido en Chicago, la bella airosa de Estados Unidos, dentro de una familia sin antecedentes mÃsticos, LaVey pasó parte de su infancia en esa ciudad antes de trasladarse a San Francisco. Su padre fue un don nadie que se dedicaba a la compra-venta de partes automotrices y, al parecer, según gustaba narrar al propio LaVey, fue su abuela, originaria de Transilvania, quien con sus cuentos de demonios y vampiros le despertó el gusto por los horizontes oscuros. Asimismo, otro de sus abuelos, que tenÃa un oso entrenado, viajó por toda Europa oriental en compañÃa de una troupè de gitanos.
Por ello no resultan extrañas las historias que LaVey gustaba narrar a sus entrevistadores. DecÃa que él fue preparado para ser entrenador de leones en el circo Clyde Beatty, aunque también podÃa haber triunfado como organista profesional, oboÃsta, fotógrafo de crimen, artista, hipnotista o investigador psÃquico.
Lo cierto es que todas estas raras cualidades se conjuntaron cuando, en 1966, fundó la Iglesia de Satán, la cual tuvo su sede en el distrito victoriano de Richmond, en donde se reverenciaba la figura de Togare, un hombre lobo. Para completar con el cuadro, él mismo se ordenó como el más alto sacerdote de su culto, y lo hizo simplemente porque, según decÃa, nadie más lo hubiera hecho.
Publirrelacionista al que nunca lo abandonó un enfermizo sentido del humor, LaVey afirmaba: “El concepto de Satán ha sido mal entendido por el hombre. Todo lo contrario, él ha motivado a los hombres. Creo que es hora de que el diablo cumpla con su deber… El diablo es el tipo que ha hecho que todas las iglesias sean un gran negocioâ€.
La presencia de Anton LaVey empezó a ganar cierta notoriedad después de representar el papel de Satán en la pelÃcula El bebé de Rosemary, de Roman Polanski, estelarizada por la entonces famélica Mia Farrow.
No obstante, su nombre dio vuelta al mundo cuando Charles Manson, el santón criminal de Cielo Drive, dijo ser amigo y discÃpulo de Anton LaVey y su Iglesia de Satán.
En 1969 las consignas ingenuas de una juventud que languidecÃa en medio de flores, drogas, sexo multitudinario y a manos llenas, fueron salvajamente mutiladas por la secta liderada por Charles Manson, un hippie trasnochado que pretendÃa trastocar el orden establecido y sembrar el caos mediante el enfrentamiento de clases en Estados Unidos. Nada de esto sucedió y tanto Manson como Ira Samuel Einhorn —otro pacifista que momificó en un armario a su amante— hoy enfrentan cadenas perpetuas en diferentes prisiones. Amén de que el festival de Woodstock estuvo a punto de cancelarse gracias a las tropelÃas de Charles Manson, sólo Anton LaVey pudo salir limpio de estos episodios y con el dinero e ideas suficientes para comercializar las enseñanzas que le dejó una era de verdaderos excesos.
Pero, a diferencia de Manson, quien después de todo no era sino un desclasado, un ejemplo más de la basura blanca que pulula en la Unión Americana, LaVey gozó de una educación hasta cierto punto clásica. Tocó el oboe en la orquesta del Ballet de San Francisco, el órgano en un bar del distrito Sunset, cursó la high school en Mill Valley, estudió criminologÃa en el Colegio de la Ciudad de San Francisco y fue autodidacta en numerologÃa.
Y algo ha de haber tenido este oscuro personaje ya que, además de actuar un coito al lado de Mia Farrow, LaVey presumÃa de haber gozado los favores nada menos que de dos de las grandes rubias de la pantalla grande: Marilyn Monroe y Jayne Mansfield, esta última muerta en un aparatoso accidente en el que perdió la cabeza y el cual, según LaVey, fue parte de una maldición lanzada por el marido de la exuberante actriz. Asimismo, se decÃa que Sammy Davis Jr. fue un discÃpulo entusiasta de la Iglesia de Satán.
Aunque era llamado el “Papa negro†por sus seguidores, el ministerio de LaVey parecÃa estar dirigido a entretener a los diversos medios de comunicación, que convocaba con facilidad. Además de la Biblia negra escribió otros cuatro libros, hizo cientos de apariciones tanto en conferencias públicas como en programas de televisión y siempre estaba dispuesto a brindar asesorÃa a los cineastas que abordaban el género del horror. Es decir, las pretensiones de Anton LaVey eran más económicas que infernales, pues, otros de sus negocios, más modestos aunque más constantes, radicaban en cobrar —según el sapo era la pedrada— de dos a 100 dólares per cápita por acompañar a grupos a pasar la noche en cementerios, a visitar mansiones encantadas, por hacer horóscopos o por enseñar a clientes todo lo relacionado con el más allá.
El último libro de Anton LaVey, Habla Satán, será dado a conocer en unas semanas más, según lo adelantó en entrevista otorgada a Seconds Magazine. “Fue un hombre desafiante —señala su hija Karla—, que actuó con gran coraje de acuerdo con sus convicciones. Algunos decÃan que era el hombre más peligroso del mundo; quizá porque nunca midió las consecuencias de ser considerado un ser malignoâ€.
A los 67 años, el sacerdote oscuro por fin murió, ahora podrá vagar por los horizontes que siempre pregonó conocer. Por supuesto, el fuego lo abrasó en su cremación. No podÃa ser diferente. Del fuego al fuego. Su hija Karla y su esposa Blanche Barton no han pensado ni de broma dejar que el negocio decaiga y seguirán al frente de la Iglesia Internacional de Satán, un recinto maldito que actualmente se erige como un monumento al esoterismo y a la necesidad cada vez más apremiante del ser humano por buscar respuestas lejos de los páramos que, en la agonÃa del siglo XX, brindan más interrogantes que satisfactores. Enviada por El Prince