Tiempo perdido – Una Historia de Amor

Enviada por Celina Rodríguez

Cuando llegue a casa esa noche mientras mi esposa servia la cena, la tome de la mano y le dije: tengo algo que decirte. Solo se sentó a comer en silencio. Yo podía observar el dolor en sus ojos. 
De pronto ya no sabia como abrir mi boca. Pero tenia que decirle lo que pensaba. Quiero el divorcio……le dije lo mas suave que pude. 
 
Mis palabras parecieron no molestarle. Al contrario, muy tranquilamente me pregunto, por que? 
 
Evite su pregunta con mi silencio, esto le hizo enfurecer. Tiro los utensilios y me grito, no pareces hombre! Esa noche, ya no hablamos mas. Ella lloraba en silencio. Yo sabia que quería saber que le había pasado a nuestro matrimonio. Pero yo no hubiera podido darle una respuesta satisfactoria. Mi corazón ahora le pertenecía a Heloisa. Ya no la amaba, solo me daba lastima! 
 
Con un gran sentido de culpa, redacte un acuerdo de divorcio en el que le daba nuestra casa, nuestro auto y un 30% de las acciones de mi empresa 

Después de leerlo ella lo rompió en pedazos. La mujer que había estado diez años de su vida conmigo ahora era una extraña. Me sentí mal por todo ese tiempo y energía que desperdicio conmigo. Todo eso que yo nunca le podría reponer. Pero ahora ya no había marcha atrás, yo amaba a Heloisa. Por fin mi esposa soltó el llanto frente a mi, eso era lo que yo esperaba desde el principio. Verla llorar me tranquilizaba un poco, ya que la idea del divorcio que me preocupaba tanto ahora era mas clara que nunca. 
 
El siguiente día, llegue a casa muy tarde y ella estaba en la mesa escribiendo algo. Yo no había cenado, había pasado un día muy intenso con Heloisa y tenia mas sueño que hambre y mejor me retire a dormir. 
 
Desperté en la madrugada, ella todavía estaba escribiendo. La verdad no me importo y solo me acomode de nuevo en cama y seguí durmiendo. 
 
En la mañana me presento sus condiciones para aceptar divorciarse: No quería nada de mi, pero necesitaba un mes antes de firmar el divorcio, me pidió que en ese mes tratáramos de vivir una vida lo mas normal posible. Sus razones eran simples: nuestro hijo tenia unos exámenes muy importantes en este mes y no lo quería mortificar con la noticia del matrimonio frustrado de sus padres. 
 
Esto era algo en lo que yo también estaba de acuerdo. Pero había mas, me pidió que me acordara como la cargue el día de nuestra boda. 
 
Quería que cada día de este mes, la cargara de nuestro cuarto hasta la puerta de la casa……. pensé que se estaba volviendo loca. Pero decidí aceptar este raro requisito con tal de que este mes pasara sin mas peleas o malos momentos. 
 
Le platique a Heloisa de las condiciones que puso mi esposa……se rió bastante y pensó que era muy absurdo. Dijo en tono burlón: no importa los trucos que se invente, tiene que aceptar la realidad que se van a divorciar. 
 
Desde que le exprese mis intenciones de divorcio mi esposa y yo no teníamos ningún contacto intimo. El primer día que la cargue se me hizo un poco difícil. Nuestro hijo nos vio y aplaudió de felicidad al vernos y dijo, papa me da gusto que quieras mucho a mi mama. Sus palabras me causaron un poco de dolor. Desde nuestra habitación hasta la puerta de enfrente camine como diez metros con ella en mis brazos. Ella cerro sus ojos y me dijo al oído que no le dijera al niño del divorcio. Me sentí muy incomodo, la baje y ella camino a tomar el autobús para ir a trabajar. Yo maneje solo a mi trabajo. 
 
El segundo día fue un poco mas fácil. Ella se recargo ligeramente en mi pecho. Podía oler la fragancia de su blusa. Me di cuenta que desde hace tiempo no le había puesto mucha atención a esta mujer. Me di cuenta que ya no era tan joven, había un poco de arrugas en su cara, su pelo ya mostraba canas. Ese era el precio de nuestro matrimonio. Por un minuto me pregunte que si yo era el responsable de esto. 
 
A el cuarto día, cuando la cargue. Sentí que regresaba un poco de intimidad. Esta era la mujer que me había dado diez años de su vida. 
 
El quinto y sexto día, me di cuenta que el sentimiento crecía otra vez. No le platique nada de esto a Heloisa. Conforme los días pasaban se me hacia mas fácil cargarla. Quizás el ejercicio de hacerlo me estaba haciendo mas fuerte. 
 
Una mañana la vi que estaba buscando un vestido para ponerse, pero no encontraba nada que le quedaba. Solo suspiro y dijo, todos mis vestidos me quedan grandes. Es ahí donde me di cuenta que por eso se me hacia muy fácil cargarla. Estaba perdiendo mucho peso, estaba muy pero muy delgada. 
 
De repente entendí la razón……estaba sumergida en tanto dolor y amargura en su corazón. Inconscientemente le toque la frente. 
 
Nuestro hijo entro en ese momento y dijo, Papa es tiempo que cargues a mama. El ver a su papa cargar a su mama todos los días se le había hecho costumbre . Mi esposa le dio un fuerte abrazo. Yo mejor mire hacia otro lado por temor a que esta conmovedora imagen me hicieron cambiar de planes. Entonces la cargue, y empecé a caminar hacia la puerta, su mano acaricio mi cuello, y yo la apreté fuerte con mis brazos, justo como el día que nos casamos. 
Pero su estado físico me causo tristeza. En el ultimo día, cuando la cargue sentí que no me podía ni mover. Nuestro hijo ya se había ido a la escuela. La abrace fuerte y le dije, nunca me di cuenta que a nuestra vida le hacia falta algo así. 
 
Me fui a trabajar…..salte fuera de mi auto sin poner llave a la puerta. Temía que cualquier momento podría cambiar de opinión…..subí las escaleras, Heloisa abrió la puerta y le dije, Lo siento mucho pero ya no me voy a divorciar. 
 
No podía creer lo que le estaba diciendo, hasta me toco la frente y me pregunto si tenia fiebre. Quite su mano de mi frente y le dije de nuevo. Lo siento Heloisa, ya no me voy a divorciar. Mi matrimonio era muy aburrido porque ni ella ni yo supimos apreciar los pequeños detalles de nuestras vidas. no porque ya no nos amáramos. Ahora me doy cuenta que cuando nos casamos y la cargue por primera vez esa responsabilidad es mía hasta que la muerte nos separe. 
 
Heloisa en este momento salio del shock y me dio una fuerte bofetada, y llorando cerro su puerta. Corriendo baje las escaleras y me fui de ahí. 
 
Pare en una florería, ordene un bonito ramo para mi esposa. La chica me pregunto que le ponía a la tarjeta. Sonreí y escribí, » siempre te llevare en mis brazos hasta que la muerte nos separe»Â 
 
Esa noche cuando llegue a casa, con las flores en mis manos y una sonrisa en mi cara, subí a nuestro cuarto…solo para encontrar a mi esposa en su cama…………Muerta…….. 
 
Los pequeños detalles es lo que de verdad importa en una relación. No la mansión, el carro, propiedades o dinero en el banco. Estos crean un falso sentido de felicidad que no lo es todo. 
 
Mejor encuentra tiempo para ser el amigo de tu esposo o esposa, y tomense todo el tiempo necesario con esos pequeños detalles que hacen la diferencia.  No dejes que sea demasiado tarde.

Que tengas un feliz matrimonio.

2 pensamientos sobre “Tiempo perdido – Una Historia de Amor

  1. Wuau, que impresionante historia, por eso debemos valorar lo que tenemos y siempre amarnos en las buenas y en las malas.

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